domingo, 10 de noviembre de 2013

La Literatura y El Humor




El humor, dice Gilbert K. Chesterton, es un término que no sólo se resiste a ser definido, sino que en cierto sentido se precia de ser indefinible; y en general, señala el autor, se consideraría una falta de sentido del humor intentar definir el humor. 


Sigmund Freud sostenía: “El humor no es resignado, sino rebelde; no sólo significa el triunfo del yo, sino también del principio del placer, que en el humor logra triunfar sobre la adversidad de las circunstancias reales.
(…) Al rechazar la posibilidad del sufrimiento, el humor ocupa una plaza en la larga serie de los métodos que el aparato psíquico humano ha desarrollado para rehuir la opresión del sufrimiento…” 
El humor suele tener vínculo con la conciencia crítica, su poder relativizador, su fuerza corrosiva frente a las verdades y los dogmas.


La historia del humor es la historia de la literatura. El humor no siempre está acompañado de la risa, ni la alegría; y que siendo una actitud frente al mundo, atraviesa todos los géneros y no sólo los literarios. Indefinible por su naturaleza misma— atraviesa no sólo a la literatura, sino a cuanto discurso social se nos pueda ocurrir.
Es a partir de los años sesenta —dice Pablo De Santis— que la literatura acepta y exige la incorporación de otros discursos: periodismo, historieta, cine, política… y de allí que el humor fue siendo aceptado como una modalidad que podía ser considerada literaria, con el libro como destino natural. 
Aunque, claro está, el humor en la literatura existe desde tiempos antiguos y no es ninguna invención del reciente siglo XX. Sabemos de la comedia Griega, de Aristófanes y de la comedia romana. En su poética, Aristóteles coloca la comedia en un lugar inferior a la tragedia. “Tal es también la diferencia que hay de la tragedia a la comedia; por cuanto ésta procura imitar los peores, y aquélla hombres mejores que los de nuestro tiempo.” Desde los tiempos de Aristóteles la risa fue considerada como algo propio de las clases bajas, algo menor y por lo tanto algo no digno de la “verdadera literatura”. Y en algunos ámbitos sigue siendo así.



Para lograr el efecto humorístico, el autor dispone de diferentes recursos, según el propósito que persiga.

·     La sátira: es un recurso humorístico que busca censurar o ridiculizar comportamientos humanos, en ocasiones con intención didáctica o correctiva.

·       La parodia: es la imitación burlesca de una obra literaria o artística de cualquier clase. El humor surge de la confrontación entre ambos textos.

·     El absurdo: consiste en relatar hechos incoherentes o presentar situaciones disparatadas, interpretar erróneamente una situación o el significado de una palabra.

·      La exageración o hipérbole: consiste en sobredimensionar o en llevar al límite la descripción de un hecho, de un objeto o de los personajes y provocar así, el ridículo.

·         La ironía: este recurso consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice. Exige la interpretación de dos sentidos: el que se muestra y el que está oculto, que en realidad es el verdadero.


Cuando el artista o el escritor reaccionan con humor frente a la realidad, los acontecimientos cotidianos adquieren un nuevo sentido. De esta manera es posible corregir comportamientos, autocriticarse, modificar una situación que no se tolera, persuadir o producir acciones transformadoras.

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